miércoles, 14 de mayo de 2014

PARTE 3 : SE LLAMA KIM PHUC.




Y REPRESENTA LA GUERRA DEL VIETNAM.



Mis queridos lectores, este va ser un relato largo, pero, con una historia de conmoción y una lección de vida y de saber perdonar, de seguir adelante, pese todo lo que le ha pasado a esta niña, hoy una mujer. Tomaros vuestro tiempo!



Nick Ut, Premio Pulitzer 1972
Premio Pulitzer Foto por Nick Ut 1972





Tenía 9 años cuando su aldea fue bombardeada con napalm y protagonizó sin saberlouna imagen que recorrió el mundo. Ahora está casada y con cuatro hijos.


 En la foto, la niña siempre tendrá 9 años y gritará “quema, quema” mientras huye de su aldea vietnamita en llamas.



Al fotógrafo de Associated Press (AP) Huynh Cong “Nick” Ut sólo le tomó un segundo tomar la icónica foto en blanco y negro, hace 41 años. Con ella transmitió los horrores de la guerra en Vietnam mejor que cualquier texto, ayudando a poner fin a una de las guerras más controversiales en la historia estadounidense.



Siempre estará desnuda, víctimas del pegajoso napalm que le quemó la ropa y la piel.




Después de cuatro décadas, Phuc, que tiene ahora 50 años y cuatro hijos, miró la foto en que corre desnuda, y entiende por qué sigue siendo tan poderosa. La salvó, la puso a prueba y finalmente la liberó. “La mayoría de la gente conoce mi foto pero hay muy pocas que conocen mi vida”, opinó a un medio periodístico en el 2012.

Una tercera parte del pequeño cuerpo de Phuc recibió quemaduras de tercer grado, aunque su cara de alguna forma quedó intacta. Con el tiempo la piel quemada comenzó a sanar.




Siempre serán unas víctimas sin nombre.




Después de múltiples injertos de piel y cirugías, Phuc finalmente fue dada de alta, 13 meses después del bombardeo. Ella ha visto la foto de Ut, que para entonces le hizo ganar el premioPulitzer, pero sólo quería irse a casa y ser una niña otra vez.

Cuando estaba en la escuela, Phuc conoció a un joven vietnamita. Creyó que nadie la querría nunca, debido a las cicatrices que le cubrían la espalda y un brazo. Pero Bui Huy Toan pareció amarla aún más por esa causa. Ambos decidieron casarse en 1992 e irse de luna de miel a Moscú. En el vuelo de regreso a Cuba, los recién casados desertaron durante una escala en Canadá para cargar combustible. La mujer vietnamita se sintió libre.

Finalmente, la prensa encontró a Phuc, viviendo en Toronto. La mujer decidió que debía tomar el control de su propia historia. En 1999 se publicó un libro y se lanzó un documental, tal como ella quería que se hicieran. Se le pidió ser embajadora de la Buena Voluntad de la ONU para ayudar a las víctimas de la guerra. Desde entonces, se ha reunido con Ut muchas veces para contar su historia. Incluso viajaron a Londres para conocer a la reina.


No muchas personas tienen una idea clara de cómo sea Vietnam, país al cual solo se conoce por la referencia de la guerra. Las ciudades están llenas de bellos monumentos, edificios, museos propios de su cultura y de los países occidentales que durante décadas colonizaron el país. Su gente es muy trabajadora y amante de las tradiciones. Pero durante mucho tiempo el país fue castigado con el flagelo terrible de la guerra que incendió sus aldeas y cubrió de luto y sangre a su gente.

Kim, entonces de nueve años, fue centro de una imagen que recorrió el mundo. La niña que corría desnuda, gritando despavoridad junto a otras personas por la carretera con su piel ardiendo a causa del NAPALM (también denominado “fuego líquido), de las bombas que arrojaban los aviones. Kim Phuc se crió en la aldea de Tran Bang, situada a treinta minutos al norte de Saigón, el 8 de junio de 1972. Fue un consejero militar estadounidense quien ordenó el bombardeo de la aldea con napalm. “Todos estábamos escondidos en la Pagoda. Los soldados oyeron los motores de los aviones que se acercaban y nos gritaron ¡Corran, corran¡ .Corrí con mis dos hermanitos y mis primos…demasiado tarde. Cuando me di cuenta la ropa se había consumido por el fuego y mi piel ardía”. Nick Ut, el fotógrafo que estaba cubriendo el ataque, llevó a Kim a un hospital.


Kim Phuc, Nick Ut.
Nick Ut






La niña pasó catorce meses recuperándose. Las quemaduras eran gravísimas y necesitó diecisiete operaciones y catorce posteriores de terapia.“El napalm genera el peor dolor que puedan imaginar…es quemarse con gasolina por debajo de la piel…me desmayaba cada vez que las enfermeras me metían en la tina y cortaban la piel muerta".

Diez años más tarde, en 1982, tuve que sufrir otra prueba muy dura en mi vida. Había ingresado en la Facultad de Medicina de Saigón, pero por desgracia los agentes del gobierno se enteraron que yo era la niñita de la foto y vinieron a buscarme para hacerme trabajar con ellos, utilizándome como símbolo. Yo no quería y les supliqué que me dejaran estudiar…es lo único que deseaba. Entonces me prohibieron inmediatamente que siguiera estudiando. Fue atroz. No podía entender por que el destino se encarnizaba conmigo y no podía seguir estudiando como mis amigos. 



"Tenía la impresión de haber sido siempre una víctima. A mis 19 años había perdido toda esperanza y solo deseaba morir”


Cuatro años más tarde, en 1986 Kim consiguió al fin que la dejaran estudiar, pero por razones de propaganda la mandaron a Cuba, pero allí hubo de interrumpir sus estudios. Tuvo varios problemas de salud incluyendo diabetes, la cual empañó su visión.
Durante su estancia en Cuba conoció a Bui Huy, otro estudiante vietnamita. Se casaron en 1992 y pasaron la luna de miel en Moscú. En su vuelo de vuelta a Cuba, la pareja desertó cuando su avión aterrizó en Gander (Terranova) para repostar combustible.
“Si me preguntan por lo más difícil que he tenido que hacer, sin duda alguna ha sido perdonar a los que mataron a mi familia, a los que incendiaron mi país, perdonar a quienes se empeñaron en utilizar, sin importarles, mi vida personal.



"La primera vez que leí las palabras de Jesús ama a tus enemigos, ni lo entendí, ni sabía como hacerlo. Soy humana, tengo mucho dolor y muchas cicatrices y he sido víctima mucho tiempo. Perdonar, eso me resultaba imposible. Tuve que rezar mucho y no fue fácil, pero con la ayuda de Dios, finalmente lo logré” 




En 1996 la Fundación para Memoria de los Veteranos de Vietnam, la invitó a Washington y allí conoció al piloto que vació las bombas sobre su aldea a quien manifestó públicamente su perdón. Emocionados, sellaron el acto con un abrazo. El hombre dijo: “es como si me hubieran quitado de sobre mis hombros, el peso del mundo entero”. Kim Phuc vive ahora en Canadá cerca de Toronto con su marido y sus dos hijos Thomas y Stephen.



Kim Phuc.






Kim habla perfectamente el español; aunque no concluyó sus estudios médicos afirma que finalmente encontró el propósito de su vida, compartir la importancia de tener una relación personal con Cristo y conocer el valor de la libertad.



La foto de la niñita corriendo desnuda, mientras su cuerpecito arde por el napalm es un símbolo de la guerra, pero mi vida es un símbolo de amor, esperanza y perdón. Solamente cuando encontré la fe, se atenuó el dolor de las llagas de mi corazón”



Kim fue nombrada Embajadora de la Buena Voluntad de la UNESCO en 1997. Si no fuera por las cicatrices de su cuerpo, al verla hoy con su sonrisa permanente y su buen humor, nadie imaginaría su drama personal. La gente debe saber que puede elegir algo mucho mejor que la guerra, podemos elegir entre el bien y el mal, porque tenemos libre albedrío. “¿Cuándo entenderemos que es hora de detenernos, sanar heridas y enfocarnos en una mejor vida para todos?” (Kim).


Kim Phuc es actualmente una de más fervientes militantes por la paz mundial, la no violencia, la tolerancia, el diálogo y la ayuda mutua. En su calidad de Embajadora de Buena Voluntad de la UNESCO, se esfuerza sin descanso por promover el objetivo señalado en el preámbulo de la Constitución de la Organización: «Puesto que las guerras nacen en la mente de los hombres, es en la mente de los hombres donde deben erigirse los baluartes de la paz «. Quiero que mi experiencia sirva a los demás. Fui quemada por culpa de la guerra y, hoy en día, quiero alentar a las personas a que se amen y ayuden entre sí. Tenemos que aprender cómo ser más tolerantes, estar atentos a las personas, escucharlas, salir de ensimismamiento y ayudar a los demás, en vez de dejarnos llevar por la ira y el odio que sólo engendran deseo de venganza y violencia estériles. La guerra sólo trae consigo padecimientos. Por eso enseño a la niñita de la foto, porque su imagen es el relato de mi vida y de las consecuencias que en ella tuvo la guerra. No hay padres en el mundo que quieran que vuelva a ocurrir lo que se ve en la foto. Desearía transmitirles lo que he aprendido a valorar: He vivido la guerra y sé cuán inapreciable es la paz. He sufrido mi dolor y sé lo que vale el amor cuando uno desea curarse. He experimentado odio y sé cuál es la fuerza del perdón. Hoy, como estoy en vida y vivo sin odio ni ánimo de venganza, puedo decir a los que causaron mi sufrimiento: “¡Os doy mi perdón!” No hay otro medio para preservar la paz y poder hablar de tolerancia y no violencia.


Pocas horas después de la celebración del día de la Paz, Primero de Enero, entendimos que el imponente testimonio de Kim sería el mejor aporte en este sentido.


Kim Phuc, Nick Ut.
Kim Phuc Y Nick Ut 06 2012



viernes, 2 de mayo de 2014

PARTE 2 : LOS OJOS VERDES DE SHARBAT GULA








Sharbat Gula.






Sharbat Gula (en pashto: شربت گلا, c. 1972) es una mujer afgana de la etnia pashtún quien se vio obligada a huir de Afganistán rumbo a Pakistán hacia un campo de refugiados donde fue fotografiada por Steve McCurry, del National Geographic


La imagen se hizo famosa cuando fue publicada en la portada de la revista en junio de 1985.


Sharbat Gula fue fotografiada cuando tenía 12 años por el fotógrafo Steve McCurry, en junio de 1984. Fue en el campamento de refugiados Nasir Bagh de Pakistán durante la Guerra de Afganistán (1978-1992). Su foto fue publicada en la portada de National Geographic en junio de 1985 y, debido a su expresivo rostro de ojos verdes, la portada se convirtió en una de las más famosas de la revista.

En abril de 2002 Sharbat Gula fue de nuevo fotografiada junto con la portada de la revista, donde se puede apreciar el cambio del paso de los años.


Sharbat Gula, National Geographic.




El fuerte impacto que tienen estas dos fotos es justamente su yuxtaposición: por un lado, la presentación de la niña con un rostro conmovedor, atrayente y seductor, por otro, la imagen de una mujer triste, cerrada, dañada por la guerra y la vida.



El mismo hombre que la fotografió, Steve McCurry, la encontró de manera poco común, puesto que no se volvía a ver con casi ninguna persona fotografiada, después de diecisiete años. El fotógrafo realizó numerosos viajes a la zona hasta que, en enero de 2002, encontró a la niña convertida en una mujer de treinta años y pudo saber su nombre.


 Sharbat Gula vive en una aldea remota de Afganistán, es una mujer tradicional pashtún, casada y madre de tres hijas más una cuarta que murió cuando era pequeña.


 Su marido, con quien se casó a los trece años, poco después de su famosa fotografía, se llama Rahmat Gul y sus tres hijas Robina, Zahida y Alia. Sharbat volvió a Afganistán en 1992. Nadie la había vuelto a fotografiar hasta que se reencontró con McCurry y no sabía que su cara se había hecho famosa. La identidad de la mujer fue confirmada al 99,9% mediante una tecnología de reconocimiento facial del FBI y la comparación de los iris de ambas fotografías.




Su historia fue contada en la edición de abril de 2002 de la revista y en un documental para televisión titulado Niña desaparecida: misterio resuelto . La sociedad que publica la revista creó en su honor una organización caritativa llamada Afghan Girls Fund, que ayudaba al desarrollo y creación de oportunidades educativas para las niñas y mujeres afganas. En 2008, este proyecto creció para ayudar también a niños y pasó a llamarse Afghan Children's Fund. Ahora vive con su esposo y sus hijas en Pakistán.




"Las fotografías desde mi punto de vista son un producto similar a los recuerdos de nuestra cognición, pero reproducible sobre un papel,  de modo que se puede recordar perfectamente con todos sus detalles a la perfección de forma atemporal".



Gracias por su visita!